AUTHOR: Carlos Flaque Monllonch
10/22/2024
Spanish (scroll down for English):
«Puede que ahora mismo nuestro planeta sea miserable, pero existen otros mundos y otros espacios»
THE LEGENDARY PINK DOTS
A fin de conmemorar su 45º aniversario (1980-2025), The Legendary Pink Dots está lanzando Chemical Playschool Volumes 23 & 24, una memorable edición limitada solo audible en streaming desde el 3 de octubre de 2024 a través de Bandcamp. Se prevé que las copias limitadas e impresas en disco compacto (CD) y álbum digital, sean enviadas, previa reserva anticipada, a partir del 15 de enero de 2025. Este nuevo trabajo de LPD pertenece a la colección especial, Chemical Playschool, de la cual forman ya parte otros diversos volúmenes anteriores que siguen su propia numeración.
Personalmente debo admitir que, tras escuchar Chemical Playschool Volumes 23 & 24, me siento fascinado por este fantástico álbum, idóneo para ser oído con auriculares y disfrutado en diversos ambientes. Sin duda, es una obra maestra que se automejora con cada escucha y, como no, es uno de los mejores álbumes que han visto la luz este 2024.
El disco se compone de 12 temas. En él intervienen Edward Ka-Spel (voz principal, teclados, dispositivos diversos), Randall Frazier (teclados y dispositivos varios), Erik Drost (guitarra acústica, guitarra eléctrica, bajo), Quentin Rollet (saxofón, percusión) y Tom Hagerman (violín, viola, arreglos de cuerdas, acordeón). La masterización ha corrido a cargo de Ray Steeg y Peter van Vliet. La portada es un trabajo de Simon Paul.
Recordemos que The Legendary Pink Dots es una banda británico-holandesa fundada en 1980, conocida por su combinación única de psicodelia, rock experimental y música electrónica. Alrededor del vocalista Edward Ka-Spel y del tecladista Phil Knight (The Silverman), la banda desarrolla un estilo único, aunque con el paso del tiempo sufrió varios cambios en su formación.
Dentro de la formación, han colaborado artistas como Cevin Key (Skinny Puppy), el cual ha aportado una intrigante mezcla de sonidos que se han ganado el reconocimiento internacional de la vanguardia sonora. A pesar de los desafíos y transformaciones, la banda permanece aun activa, lanzando regularmente nueva música, experiencias y actuaciones en vivo.
Chemical Playschool Volumes 23 & 24, es un discazo con todas las de la ley, sobre todo para todos aquellos seguidores que aman las bandas atípicas, con sonido diferencial y que se atreven a romper bloques convencionales en pos a la creatividad y el desarrollo de nuevos enfoques. La música es, por tanto, ocio, arte, pero también investigación y atrevimiento.
Las composiciones de este Volumes 23 & 24 son una auténtica joya, con arreglos sónicos que se ambientan a base de riffs especiales y sonidos electrónicos que convierten todo el álbum en una joya, esta vez sin el apoyo del teclista Phil Knight, también conocido como The Silverman.
El álbum despega con Gone Ton Pieces, un montón de notas de gran calibre emocional que vaticinan lo que va a ser el resto del disco. Atención a temas como My House, segundo corte del álbum. Se nos muestra como una melodía sumergible y profunda que te deja pasmado.
Acto seguido, sobreviene My Basement/The Cult Of Affordable Dentits Parts 1&2, un brutal éxtasis de giros y contrapuntos al más puro estilo disruptivo y experimental. Y que decir del track Shout ‘FIRE’, que es una gozada vanguardista de corte King Crimson con un depurado desafino y distorsión marcados por ritmos candentes e hipnóticos.
El quinto desarrollo se titula Good Night, una pista donde LPD se desmarca con una impresionante lluvia de emociones que enervan a cualquier cerebro en estado de suprema embriaguez sónica. Desde la suavidad al misterio, desde el ritmo tecnológico a la fusión armónica: todo ello se amalgama en una miscelánea explosiva de múltiples narraciones.
Tras la hecatombe paranoica de la buenas noches llega la armonía vocal y rítmica de Obscure Object/Blind Faith/Boiling Point/Imposter, cuatro conceptos entrelazados e independientes que en su conjunto conforman una sola sintaxis sonora. La ambientación cósmica del vacío es patente. Se comparten diversos pasajes con una completa regresión al abismo y al renacimiento de éteres siderales y lumínicos. Son 16 minutos de profunda locura inmersiva.
Tras ello, alcanzamos Magic Word, esa palabra mágica que se convierte en una peculiar melodía de acentuadas crecidas y descensos. A ello se adhiere una percusión marcadamente retro y perversa. Las voces de Ka-Spel difuminan los cambios rítmicos y arpegiados dentro de un backgroud de ráfagas saxofonistas, de violín y destellos electrónicos.
The Note es la octava pista del álbum; otro destello de maestría vocal y melódica. Múltiples capas se solapan para tejer una telaraña de sonidos de los cuales es imposible salir. Siseos suaves, vientos fríos, aceleraciones siniestras, vuelta al principio como una elíptica sin fin.
Wandering Sprits/The Haunted Piano Room, es el siguiente surco. Agrupa notas suspendidas, flotantes como lágrimas de cristal ácidas caídas del cielo con el fin de alcanzar The Meal, la comida del espíritu errante, ese manjar sónico para saborear delicadamente a base de ritmos y revulsión electrónica. Los detalles de sonidos son una auténtica pasada.
Bajo este final distorsionante, diversas notas colgadas entre golpes de piano y voces acrílicas se alejan en el infinito, para dar la bienvenida a los extraños: Welcome Strangers, esos foráneos que deambulan por el espacio/tiempo indagando posibles respuestas ignoradas. El sonido del mellotrón recuerda los paisajes sinfónicos de King Crimson. Junto a ello, un sostén de sintetizadores krautrock como el zumbido insectívoro de un saxo voraz y unas voces femeninas que se fusionan como un plug-in sonoro. El final es una suave disolución.
Y finalmente llegamos al cierre de la obra. Cae el telón y aparece Destination, un vuelo sideral bajo formato de ingravidez drónica. La fusión de capas y niveles son los protagonistas de esta sinfonía vanguardista que recuerda a Klaus Schulze y a György Ligeti. El órgano eclesiástico plasma su presencia en algunos de los fragmentos confiriendo una tonalidad astral sin límites.
Recapitulando, la maestría de Chemical Playschool Volumes 23 & 24, se resume como un viaje sublime a través de los universos de lo inimaginable, una sinfonía arquitectónica que conduce al oyente por los rincones más insólitos y lóbregos. El alma experimenta la abiogénesis del inconsciente. Pocos discos logran socavar los cimientos anímicos como éste.
LPD es una banda que posee un arte y una imaginación muy especiales, tanto, que los convierte en una agrupación única. Son capaces de llevarte por los lugares más intangibles. Su nivel de composición es asombroso. Manejan la instrumentación con verdadero sutileza y su ingeniería y habilidad bate todos los retos posibles.
Cabe decir, además, y con plena sinceridad, que los temas de LPD nunca tienen final. Siempre están ávidos de nuevos peregrinajes, y de permanecer en constante evolución/revolución. Su música es la sangre que circula por sus venas, las eléctricas sinapsis que interconectan su sistema cerebral creativo, y el metabolismo sonoro que se disuelve en máxima experimentación y suspensión.
Son muchos años escuchando música y siguiendo a bandas de todo tipo, con grandes nombres en mi bagaje personal. En él se han enclavado hitos de máxima referencia histórica, tanto clásicos como diferenciales. Pero dentro de las formaciones más novedosas y extrañamente creativas, LPD reside en el más alto del trono, junto a Van Der Graaf Generator y Peter Hammill, así como otras de los 70 que marcaron un estilazos sin precedentes.
La música es un reflejo de parte de uno mismo y, por tanto, hay que saber valorar y atreverse con nuevas líneas de trabajo y sensaciones. Nunca olvidemos que la evolución es la base del crecimiento.
English:
“Our planet may be miserable right now, but there are other worlds and other spaces”
THE LEGENDARY PINK DOTS
In order to commemorate their 45th anniversary (1980-2025), The Legendary Pink Dots are releasing Chemical Playschool Volumes 23 & 24, a memorable limited edition streaming- only album beginning October 3, 2024 via Bandcamp. Limited, printed copies on compact disc (CD) and digital album are scheduled to ship, upon pre-order, beginning January 15, 2025. This new LPD work is part of the special collection, Chemical Playschool , which already includes several previous volumes that follow their own numbering.
Personally, I must admit that after listening to Chemical Playschool Volumes 23 & 24 , I am fascinated by this fantastic album, ideal for listening to with headphones and enjoying in various environments. It is undoubtedly a masterpiece that improves itself with each listen and, of course, it is one of the best albums that have seen the light of day in 2024.
The album consists of 12 tracks. It features contributions from Edward Ka-Spel (lead vocals, keyboards, misc. devices), Randall Frazier (keyboards, misc. devices), Erik Drost (acoustic guitar, electric guitar, bass), Quentin Rollet (saxophone, percussion) and Tom Hagerman (violin, viola, string arrangements, accordion). Mastering was done by Ray Steeg and Peter van Vliet . The cover artwork was by Simon Paul .
Let us remember that The Legendary Pink Dots is a British-Dutch band founded in 1980, known for its unique combination of psychedelia , experimental rock and electronic music . Around vocalist Edward Ka-Spel and keyboardist Phil Knight (The Silverman) , the band developed a unique style, although over time it underwent several changes in its formation.
Within the line-up, artists such as Cevin Key ( Skinny Puppy ) have collaborated, bringing an intriguing mix of sounds that has earned them international recognition in the avant-garde sound scene. Despite the challenges and transformations, the band remains active, regularly releasing new music, experiences and live performances.
Chemical Playschool Volumes 23 & 24 is a great album, especially for those fans who love atypical bands with a distinctive sound and who dare to break conventional blocks in pursuit of creativity and the development of new approaches. Music is, therefore, leisure, art, but also research and daring.
The compositions on Volumes 23 & 24 are a real gem, with sonic arrangements that are set to a special riff and electronic sounds that turn the entire album into a gem, this time without the support of keyboardist Phil Knight , also known as The Silverman .
The album takes off with Gone Ton Pieces , a bunch of notes of great emotional caliber that predict what the rest of the album will be like. Pay attention to songs like My House , the second cut of the album. It shows itself to be a deep and submersible melody that leaves you stunned.
Next comes My Basement/The Cult Of Affordable Dentits Parts 1&2 , a brutal ecstasy of twists and counterpoints in the purest disruptive and experimental style. And what can we say about the track Shout ‘FIRE’ , which is an avant-garde delight in the style of King Crimson with a refined out-of-tune and distortion marked by hot and hypnotic rhythms.
The fifth development is titled Good Night , a track where LPD stands out with an impressive shower of emotions that unnerve any brain in a state of supreme sonic intoxication. From softness to mystery, from technological rhythm to harmonic fusion: all of this is amalgamated in an explosive miscellany of multiple narratives.
After the paranoid hecatomb of good night comes the vocal and rhythmic harmony of Obscure Object/Blind Faith/Boiling Point/Imposter , four intertwined and independent concepts that together form a single sound syntax. The cosmic atmosphere of the void is evident. Various passages are shared with a complete regression to the abyss and the rebirth of sidereal and luminous ethers. It is 16 minutes of deep immersive madness.
After that, we reach Magic Word , that magic word that becomes a peculiar melody of accentuated rises and falls. Added to this is a markedly retro and perverse percussion. Ka-Spel ‘s voices blur the rhythmic and arpeggiated changes within a background of saxophonist bursts, violin and electronic flashes.
The Note is the eighth track on the album; another flash of vocal and melodic mastery. Multiple layers overlap to weave a web of sounds from which it is impossible to escape. Soft hisses, cold winds, sinister accelerations, returning to the beginning like an endless elliptical.
Wandering Sprits/The Haunted Piano Room is the next groove. It groups suspended notes, floating like acidic crystal tears fallen from the sky in order to reach The Meal , the food of the wandering spirit, that sonic delicacy to be delicately savoured based on rhythms and electronic revulsion. The sound details are truly amazing.
Under this distorted ending, various notes hanging between piano strokes and acrylic voices move away into infinity, to welcome strangers: Welcome Strangers , those foreigners who wander through space/time searching for possible ignored answers. The sound of the mellotron recalls the symphonic landscapes of King Crimson . Along with this, a support of krautrock synthesizers like the insectivorous hum of a voracious sax and female voices that merge like a sound plug-in . The end is a soft dissolution.
And finally we come to the end of the work. The curtain falls and Destination appears , a space flight in a drone-like weightlessness format. The fusion of layers and levels are the protagonists of this avant-garde symphony that recalls Klaus Schulze and György Ligeti . The ecclesiastical organ expresses its presence in some of the fragments, conferring a boundless astral tone.
To recap, the mastery of Chemical Playschool Volumes 23 & 24 can be summed up as a sublime journey through the universes of the unimaginable, an architectural symphony that leads the listener to the most unusual and gloomy corners. The soul experiences the abiogenesis of the unconscious. Few albums manage to undermine the psychic foundations like this one.
LPD is a band that possesses a very special art and imagination, so much so that it makes them a unique group. They are able to take you to the most intangible places. Their level of composition is astonishing. They handle instrumentation with true subtlety and their engineering and skill overcomes all possible challenges.
It must also be said, and with complete sincerity, that LPD ‘s songs never end. They are always eager for new pilgrimages, and to remain in constant evolution/revolution. Their music is the blood that circulates through their veins, the electrical synapses that interconnect their creative brain system, and the sound metabolism that dissolves in maximum experimentation and suspension.
I’ve been listening to music and following bands of all kinds for many years, with big names in my personal background. There are some of the most important historical references, both classic and distinctive. But among the most innovative and strangely creative bands, LPD sits on the highest throne, along with Van Der Graaf Generator and Peter Hammill , as well as others from the 70s that marked an unprecedented style.
Music is a reflection of part of oneself and, therefore, one must know how to value and dare to try new lines of work and sensations. Let us never forget that evolution is the basis of growth.
Source: https://crazyminds.es/discos/the-legendary-pink-dots-lpd-chemical-playschool-volumes-23-24